A veces suceden cosas así. Cosas buenas que no esperas. Suceden. ¡De verdad!
El dinero es como una pareja que juega al tira y afloja.
Si intentas retenerlo, solo piensa en cómo escapar. Si lo persigues, huye. Si lo ignoras y te das la vuelta, siente curiosidad y se acerca para darte un pequeño empujón en el costado.
En el pasado, viví un tiempo sin preocuparme por el dinero y gastándolo a lo loco (?). (No es que tuviera mucho dinero). Simplemente (casi) me divertía.
Antes, cuando me divertía, tenía muchas preocupaciones, pero de alguna manera dejé de preocuparme y me divertí durante un tiempo.
Cuando se me acabó el dinero y me pregunté qué iba a hacer, entró en mi cuenta bancaria una cantidad de dinero que no esperaba. Fue la primera vez que me sucedía algo así.
Recuerdo que me sorprendió mucho.
¡A mí también me pasa esto…!
En situaciones inquietantes en las que parece imposible seguir adelante, a veces se abre una puerta inesperada. Por suerte, he tenido la oportunidad de experimentar todo eso. Es algo realmente de agradecer.
En el gimnasio donde hago ejercicio, hay una frase en la pared.
¿No crees que pasará? ¡Cosas buenas!
Pasan.
Nos gustaría creerlo.
¿Cómo es posible? ¿No es algo imposible?
Me gustaría que creyeras que esas cosas también nos pueden suceder a nosotros. Quiero creerlo. Creo.
Porque es más agradable que no creerlo. Es más feliz. ¡Simplemente creerlo te hace sentir bien! Es mejor que no creer y sentirse mal.
Creo que sí puede pasar. ¿Qué más da? Hoy es el único momento que tengo. Puedo decidir cómo me siento hoy. Simplemente quiero sentirme feliz. Quiero vivir con alegría.
Quiero correr con alegría, con una felicidad incondicional. Quiero pasar del camello al león y luego al niño, como dijo Nietzsche.
Creo que puedo vivir como un niño. Nadie me dirá nada. Simplemente aquí y ahora. Hoy quiero ser feliz. Puedo hacerlo, ¿verdad?
No es necesario preocuparse por un futuro que no llegará ni dejarse golpear por el pasado. Quiero avanzar pisando con suavidad sobre una alfombra de felicidad en el presente.
Tú también tienes desafíos que has comenzado.
Me gustaría que los disfrutaras.
Me gustaría que siguieras adelante.
Aunque sientas que estás luchando con dificultad, sigue adelante.
Te aseguro que llegará un momento en que se convierta en una rutina, en un hábito y en algo agradable.
Te animaré.
¡Hagámoslo juntos! ¡Nosotros!
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